Imagen de Tumisu en Pixabay 

   Los datos suelen decir la verdad: en España, solo el 18% de las empresas tiene más de veinte años, según el Directorio Central de Empresas (DIRCE) publicado a finales de 2021 por el INE. De hecho, el emprendimiento en España es muy dinámico, el 18,5% de las empresas tiene menos de dos años y un tercio si hablamos menos de cuatro años.
   Pero dejémonos de números, que ya nos baila la cabeza y pensemos, ¿qué podemos hacer si soy una PYME para sobrevivir en el tiempo y tener éxito? 
   Podríamos tirar de experiencia y hablar de las disfunciones que nos encontramos con los fundadores y CEO, y que deriva en el modelo de gestión de la empresa. Pero no hay que inventarse nada, la OECD, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (https://www.oecd.org/) nos da unas claves muy acertadas. Veamos las cinco más importantes:


1. La innovación es clave para impulsar la productividad.

   Innovar no es solo crear productos radicalmente novedosos en un garaje. Tiene mucho de adaptación de tus productos y servicios a las necesidades cambiantes del cliente. Actualizarse constantemente. Para ello, es necesario conocerlo mejor. Las tecnologías digitales emergentes pueden ayudarte a ello: el análisis de datos, la inteligencia artificial, la automatización, etc. permiten una mayor personalización y diferenciación. Y no hace falta que lo desarrolles tú, puedes hacer uso de las herramientas que hay en el mercado o buscar los socios adecuados.
   Innovar también significa mejorar tus procesos, para que sean más eficientes, y la forma en la que llegas a tus clientes, como las redes sociales o el comercio online. También la manera de trabajar, más deslocalizada y con menos costes operativos.
   El uso de metodologías ágiles, como Design Thinking, o de mejora como Lean pueden ayudarte. Si no sabes lo que es, te lo contamos (o contaremos) en nuestros artículos.


2. Prepararse mejor para la transición digital.

   Para poder usar todas estas ventajas adicionales, hay que prepararse. Las empresas más pequeñas van más retrasadas en esto y tardan más en mejorar sus prácticas con una tecnología mejorada. El problema es que no todos somos frikis de la tecnología y, por tanto, en las pequeñas empresas no es fácil encontrar las habilidades necesarias para gestionar su transformación digital.
   Antes de ponerse como loco a probar tecnologías, lo primero es trazar un plan. ¿Qué queremos conseguir? ¿Cuáles son nuestras debilidades? La falta de personal cualificado suele es uno de los problemas, pero tenemos que pensar a largo plazo, buscando los socios adecuados, desarrollando a las personas y buscando nuevos talentos.


3. Foco en el desarrollo de las personas, apoyándose en la formación.

Pensar en el futuro es pensar en sostenibilidad, y el talón de Aquiles son las personas. Debemos desarrollar las competencias de liderazgo, gestión, comunicación y las habilidades de resolución de problemas, cruciales para la innovación. Una vía es la creación de programas de formación continua, aprovechando las oportunidades de la formación online, las ofertas públicas o aliándose con nuestros proveedores o suministradores para que nos den la formación necesaria.


4. Integrarse en los mercados globales y crecer. 

Una de las ventajas que ha traído internet y la digitalización es que ha democratizado los mercados. Ya no es necesario ser un gran empresa para vender en cualquier parte del mundo. Los costes asociados al transporte, tanto para vender como para importar, se han reducido. La producción se ha fragmentado en todo el mundo. Ahora puedes tener un producto de nicho y tener el suficiente mercado para que sea rentable, aumentando la escala comercial con actividades en el extranjero. Además, puedes beneficiarte de conocimiento que otros ofrecen de manera más accesible desde cualquier parte del mundo.


5. Atentos a las condiciones de mercado, para adaptarse y gestionar los riesgos.

   Toda esta globalización y digitalización hace que el entorno sea cada vez más complejo y cambiante. Es imprescindible estar atentos a los cambios.
   Esto supone riesgos: La competencia se deslocaliza y se virtualiza. Los clientes están sujetos a modas y tendencia que pueden dar lugar a burbujas peligrosas. Para ello la diversificación es fundamental, volviendo al tema de la innovación del principio, tanto en lo que ofrecemos como en la dependencia de nuestros proveedores.
   Pero también supone oportunidadesla automatización reduce los costes y ya no es necesario contratar servicios en otros lugares, lo que nos permite estar en la cadena de valor de otras empresas. 
 
Para sobrevivir y crecer, necesitamos una mentalidad de adaptación y cambio, dispuestos a probar nuevas metodologías y tecnologías e invertir en innovación y en el desarrollo de nuestros equipos. ¿Te ayudamos?

 

Puedes ver y compartir la infografía más abajo.

 

 

 

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